domingo, 17 de mayo de 2009

Guerra de la Triple Alianza


Guerra de la Triple Alianza

La Guerra de la Triple Alianza (18641870), llamada por los paraguayos Guerra Grande o Guerra contra la Triple Alianza, por los brasileños Guerra do Paraguay y por los uruguayos y argentinos Guerra del Paraguay, fue la guerra en la cual la "Triple Alianza" una coalición conformada por Brasil, Uruguay y Argentina luchó militarmente contra el Paraguay. Existen varias teorías respecto de los detonantes de la guerra. En esencia, el revisionismo argentino y la visión tradicional paraguaya atribuyen un rol preponderante a los intereses del Imperio Británico.[] La visión alternativa pone el acento en la agresiva política del mariscal Solano López respecto de los asuntos rioplatenses. Comenzó a fines de 1864 con las acciones bélicas entre Brasil y Paraguay; a partir de 1865 ya puede hablarse de "Guerra de la Triple Alianza".
Desarrollo
En el periodo inmediatamente posterior a la independencia de América, Paraguay se enfrascó en un duro régimen dictatorial liderado más de treinta años por el Doctor Gaspar Rodríguez de Francia, intelectual paraguayo, considerado como una de las personas más ilustres de América del Sur, pero a su vez conocido por su despotismo y tiranía. Al final de su mandato, el país pudo romper décadas de aislacionismo y reabrir sus fronteras con sus vecinos. El resultado de más de treinta años de encierro, aunque para muchos parezca paradójico, fue la construcción de los cimientos para que, en las dos décadas siguientes, el país se convirtiera en uno de los más florecientes de América. A la muerte de Francia, le sucedió Carlos Antonio López, que impulsó notablemente el desarrollo socio-económico de Paraguay. Las relaciones internacionales se desarrollaron con rapidez, los productos distintivos del Paraguay tales como el tabaco guaraní, la yerba mate, la stevia y el muy apreciado algodón paraguayo recorrían Europa y otras partes del Globo. La primera línea ferroviaria, los primeros telégrafos y la primera fundición de hierro de toda Sudamérica eran instalados en las ciudades de Asunción e Ybycu'i, mientras que el primer buque hecho en Latinoamérica y uno de los primeros del continente, el "Yporã", con una fornida coraza de acero, era botado en los astilleros de Asunción. Semanas antes de la muerte de Carlos Antonio López, el Paraguay era un país sin desempleados. La educación era obligatoria y gratuita con casi 30.000 niños en las escuelas (resultado obtenido en menos de 15 años). Las industrias textiles, siderúrgicas y de la construcción empezaban a dar sus primeros pasos, favorecidas por las políticas proteccionistas implementadas en su favor. Todo indicaba que el Paraguay se convertiría en un punto de referencia en la economía de los países del Nuevo Mundo.




La guerra terminó —en el combate de Cerro Corá— con una derrota total de Paraguay, que conllevó incluso un desastre demográfico: la población del país, aproximadamente 1.525.000 personas antes de la guerra, fue reducida a unos 221.000 luego de ella (1871), de los que solamente unos 28.000 eran hombres. Según otras fuentes, murieron cinco sextas partes de su población. Otros historiadores, como el argentino Felipe Pigna, amplían estas cifras a 1.300.000 habitantes antes de la guerra, quedando reducida a 300.000 después de la misma, la mayoría sólo niños y mujeres.[3] Paraguay perdió gran parte de su territorio (160 mil km²) y fue obligado a pagar una abultada indemnización de guerra: el préstamo de 200.000 £ recibido de Inglaterra debió saldarse con refinanciaciones llevando la suma a 3.220.000 £.


Consecuencias

Al finalizar tal guerra Brasil obtuvo todos los territorios que deseaba y Paraguay quedó transformado en un "estado satélite" del Brasil hasta el punto que el brasileño barón de Rio Branco era llamado casi oficialmente en Brasil "virrey del Paraguay" (o virrei do Paraguaí), la ocupación brasileña perduró hasta 1876 haciéndole firmar al gobierno "paraguayo" pro brasileño el Tratado de Cotegipe por el cual Brasil ocupaba territorios ancestralmente paraguayos y obtenía "reparaciones" y diversas concesiones económicas; en cuanto a las cuestiones limítrofes con la Argentina, estas fueron más complicadas, en 1870 ante lo que parecía una anexión de Paraguay al Brasil, Argentina reclamó todo el Chaco Boreal desde el cruce del paralelo 22ºS con el río Pilcomayo hasta la Bahía Negra del río Paraguay (casi en los 20ºS), aunque inmediatamente -y consecuentemente a la frase del entonces presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento: «La victoria no da derechos», frase que buscaba limitar las pretensiones del Brasil mediante la mesura argentina- las pretensiones argentinas sobre el Chaco Boreal se redujeron al territorio al sur del río Verde, territorio que tenía por capital a Villa Occidental (La antigua Nueva Burdeos, la actual Villa Hayes) ocupada por el hermano de Bartolomé Mitre, Emilio Mitre, pero poco tiempo después también renunció a este territorio al serle desfavorable el laudo arbitral solicitado al presidente de los Estados Unidos, Rutherford Hayes (por lo que la Argentina quedó fuera del Chaco Boreal), en cambio la Argentina confirmó su posesión sobre un territorio también hasta entonces litigado, el ubicado entre los ríos Pilcomayo y Bermejo, o Chaco Central (territorio sobre el cual tanto la Argentina como el Paraguay habían hecho reclamaciones, y -hasta después de 1870- ningún estado había ejercido soberanía efectiva.

Recién hasta las campañas del comandante argentino Luis Jorge Fontana posteriores a la Guerra de la triple Alianza, ese territorio del Chaco Central había estado en el control de los mal llamados en guaraní: "guaycurúes", etnias sin estado como las de los qomlek, pilagá, ashluslay y tapieté, casi todas ellas acérrimas enemigas de Paraguay). Por el este, Paraguay debió devolver a la Argentina la provincia de Misiones que, aprovechando la guerra civil en Argentina, el estado paraguayo regido por G.R. de Francia había ocupado en 1838, en rigor, el control efectivo que Paraguay tuvo entre 1838 y 1865 sobre alguna parte de la Misiones mesopotámicas se reducía a las adyacencias de la "Trinchera de San José" (nombre que el estado paraguayo dio a la ciudad de Posadas) y la ruta que desde la misma llevaba hasta el río Uruguay. La isla del Cerrito en la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay, permaneció ocupada por Brasil hasta 1873, fecha en que fue cedida a la República Argentina.

Pero lo más terrible de esta guerra fue la masiva mortandad de la población paraguaya (en especial de varones). Las cifras de población paraguaya muerta por causas directas (acciones bélicas) e indirectas (hambre, distrés, pestes como la del cólera) aún son variables, pero todos los autores serios aceptan que murió más de la mitad de la población paraguaya, disminuyendo de 1.200.000 a solo un poco más 400.000, siendo la mortandad masculina quizás de un 90%. Las consecuencias de mortandad indirecta debidas a esta guerra afectaron también a la población civil de gran parte de Argentina y Uruguay (sólo en la ciudad de Buenos Aires fallecieron más de 20.000 personas por la peste del cólera originada en Paraguay durante el conflicto), asimismo en la región riograndense se considera que fallecieron unos 60.000 civiles en su mayoría debido a la misma epidemia. La mayor parte de los pocos sobrevivientes del ejército paraguayo, en su mayoría niños y adolescentes, fueron a marchar a los cafetales paulistas bajo régimen de esclavitud. La otra consecuencia, que no pudo evitar Paraguay, es que al año del fin del conflicto, cayó sobre el país su primer empréstito de los Bancos Británicos, valorizado en 1 millón de libras esterlinas, "entregado" al nuevo gobierno títere de Paraguay, pero que a la economía nacional llegó menos de la mitad. El ferrocarril nacional y las nacientes industrias fueron intervenidos piratescamente por las compañías británicas correspondientes y la producción agrícola fue puesta bajo su control a través de empresarios brasileños y fuerzas militares brasileñas financiadas por éstos y por los inversionistas ingleses. Esta guerra cortó de un tajo el desarrollo ulterior de Paraguay como nación y los signó, hasta la actualidad, bajo la égida de Gran Bretaña y Estados Unidos.

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